El coaching puede ser una gran forma de ayudar a los colaboradores a manejar sus emociones y rendimiento. Para esto es importante que el coach sepa sobre cómo gestionar las emociones en el coaching de forma eficaz.
En esta entrada de blog, quiero compartir contigo un sencillo método para la gestión emocional.
¿Por qué? Simplemente porque es sumamente importante saber cómo las emociones son capaces de impulsar a un cliente de coaching hacia el éxito.
Cómo gestionar las emociones para actuar
Las emociones son un estímulo que nos mueve a actuar, aunque también nos pueden impedir hacerlo.
La palabra «emoción» viene del latín emotĭo, derivado de emotus, participio pasado de emovere, que significa «mudarse»o «alejarse».
Sin embargo, las emociones también nos pueden impedir actuar. Es por esto que es vital que aprendas cómo gestionar las emociones como coach, si quieres ayudar a tus clientes a alcanzar los resultados que anhelan.
Pongamos el ejemplo de una de las emociones más comunes: MIEDO!!
Cuando sentimos emociones relacionadas al temor, nuestra evolución como seres humanos nos facilita dos reacciones parecidas: escondernos o alejarnos.
De hecho, lo que sucede cuando surge el temor, es que la sangre fluye hacia los grandes músculos de las piernas para prepararnos para la huida. No significa que tengamos que hacerlo, pero las emociones no preparan biológicamente para hacerlo. Incluso lo puedes sentir…
Analicemos una publicación de Cenit Psicólogos, donde hablan sobre la sabiduría del miedo. Las emociones como el temor y sus variantes, nos aportan información sobre una posible amenaza.
A raíz de esto, nos corresponde a nosotros hacer un inventario de nuestros recursos y capacidades para afrontarla. Por lo tanto, no podemos considerarla una emoción negativa.
Aún cuando podemos afirmar que no existen emociones negativas, la gente cataloga muchas emociones así. Probablemente, lo que sucede es que no disfrutan los efectos que algunas emociones producen y no las comprenden.
También podemos enfurecernos contra lo que nos amenaza y atacar. Esta es otra reacción distinta que puede surgir gracias a una emoción.
Como puedes ver, las emociones producen cócteles químicos diversos en nuestro cuerpo para ayudarnos a hacerle frente a nuestra supervivencia. Por lo que es posible experimentar emociones como el miedo y la ira alternativamente con tal rapidez que ambos sentimientos se mezclan.
Nelson Mandela afirmó lo siguiente:
“Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quién no siente miedo, sino aquel que conquista el miedo”.
Coaching con Inteligencia Emocional
Daniel Goleman ha realizado muchos estudios sobre la Inteligencia Emocional. Es más, ha vinculado el uso de las emociones con el coaching desde la comprensión de los procesos que subyacen los diferentes tipos de emociones que experimentamos.
El coaching con Inteligencia Emocional ayuda a las personas a cambiar el punto de vista sobre las emociones. Esto es algo muy favorable en especial para aquellas que emociones que los clientes consideran negativas.
Un coach prepara al coachee para evitar reacciones negativas producto de emociones que puedan poner en peligro sus relaciones. Esta es una manera de alejar al cliente del peligro ante un posible conflicto interpersonal.
Con este fin, un coach usa técnicas que facilitan cómo cambiar el pensamiento en coaching, lo que al final repercute en la efectividad para gestionar las emociones.
La consecuencia de un pensamiento más efectivo, se traduce en menos frustración, más energía, menos enfado con otros, más calma frente a las diferencias. Pero sobre todo, más fuerza al actuar, pues ahora el cliente cuenta con una fuerza respecto a un propósito. Esto curiosamente, produce más satisfacción y menos ansiedad.
Sin embargo, en la relación coach-cliente, algunas veces será importante algo de orientación las emociones para subir los niveles de Inteligencia Emocional.Esto se puede lograr manejando con delicadeza y eficacia cuál es la diferencia entre coaching y mentoring, para poder compartir algo de información y datos sobre las emociones y su sabiduría.
Cuando el coach es mentor, el foco está en brindar información sobre las emociones. Luego, se hace una especie de transición hacia un tipo de ayuda basado en preguntas cuando se pasa la función de coach. Aquí se busca extraer entendimientos propios sobre las emociones producto de la información compartido por el coach cuando actuó como mentor.
Las emociones no son el problema
El error que solemos cometer es que convertimos a las emociones en el problema, y en realidad no lo son. Muchas veces vemos emociones negativas, cuando en realidad son neutras.
Podemos pensar que una emoción es negativa porque nos brinda señales que nos indican que existe un problema o situación adversa. No obstante, detrás de cada emoción lo que existe es sabiduría, aunque efectos no sean placenteros.
Además, también pueden existir otro tipo de circunstancias más favorables que nos permitirán experimentar otro tipo de emociones más placenteras, como la alegría.
Cualquiera sea el caso, tienes que comprender que la clave está en cómo gestionar las emociones para sacarle mayor provecho a las mismas.
En realidad, podemos afirmar categóricamente que las emociones representan un aliado extraordinario para nosotros.
El tema es que en ocasiones no sabemos qué hacer con ellas, cómo gestionarlas. ¡Sí! Es que nos dejan fuera de control.
Ante el desconocimiento de cómo manejarlas, las emociones terminan controlándonos a nosotros.
¿Cuál es la solución? Sencillo. La solución está en aprender gestión emocional y desarrollar una mejor gestión emocional.
Además, nos han hecho creer que es la situación la que produce la emoción que da respuesta a nuestras acciones. Por lo tanto, si nuestro comportamiento o lo que hacemos es lo que nos permite alcanzar los resultados que buscamos, entonces nuestros actos no pueden estar solo a merced de que la situación sea la correcta para lograr lo que deseamos.
Pero las emociones no son causadas por las circunstancias. Cada situación que vivimos es neutral emocionalmente.
¿Por qué? Porque hay un espacio entre la situación que percibes y las emociones que experimentas. Es más, Victor Frankl afirmó:
«Entre el estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir una respuesta. En nuestra respuesta radica nuestro crecimiento y nuestra libertad”.
Ese espacio del que habla Frankl, es en espacio para nuestros pensamientos. Permíteme darle un sentido más práctico al tema y brindarte un modelo para gestionar las emociones.
¿Prefieres ver el video de esta publicación?
Modelo PPSAR
El modelo que presento a continuación, PPSAR, te ayudará a comprender cómo gestionar las emociones, así como el proceso para lograr los resultados que buscas.
- Percibir
- Pensar
- Sentir
- Actuar
- Resultados
Por ejemplo, estoy seguro que como ser humano te han enseñado que si quieres obtener un resultado particular, tienes que enfocarte en actuar de la forma que más probabilidad tenga de producir aquello que buscas.
Ahora, si las emociones, son las que te mueven a actuar, necesitas gestionar las emociones de modo efectivo para poder actuar del modo que te lleve a producir los resultados que buscas.
Es importante que recuerdes que nos hicieron creer que la situación que experimentamos es la que controla lo que sentimos y eso nos quita todo el poder.
¿Por qué? Porque si tu estado emocional, que es el que te permite actuar, está condicionado a la situación apropiada, estás a merced de algo que no está bajo tu control: las circunstancias.
Por eso la importancia de la gestión de las emociones aún en medio de una situación que no sea la apropiada.
Es aquí donde entra lo que afirma Viktor Frankl sobre el espacio entre el estímulo que produce una situación y la respuesta que genera. Este es el espacio del pensar.
Emociones y sentimientos
Antes de explicar el Modelo PPSAR, quiero aclarar que es un hecho de que en un situación de emergencia las emociones tienen lugar antes que el pensar.
Pero bajo circunstancias normales tienes la capacidad de primero analizar y luego regular tu primeros impulsos emocionales. Aprender a gestionar los impulsos emocionales desde la sabiduría que nos proveen, es fuente de bienestar emocional.
Por ese motivo, el modelo PPSAR se sustenta en el hecho que el pensamiento es anterior al sentimiento. Pensamos sobre las emociones que experimentamos. Por ejemplo, ejemplo, no es lo mismo sentir pánico, histeria o susto. Para determinar cuál es el sentimiento específico que te embarga, tienes que pensar sobre la emoción que experimentas.
Existe una gran diferencia entre sentir una emoción y ser consciente de lo que estás sintiendo. El sentimiento se basa en la capacidad de poder nombrar o ponerle nombre las emociones. De esto en parte se deriva el nombre de Inteligencia Emocional.
Las emociones son impulsos químicos que experimentas rápidamente, pero una vez entra en juego la mente, puedes nombrar la emoción y aparece el sentimiento.
Poder nombrar la emoción nos brinda datos e información útil para elaborar estrategias.
Además, ese conocimiento nos permite evitar las consecuencias que a veces tienen lugar producto de emociones negativas. Esto se deberá a no saber cómo gestionar las emociones que nos han alterado.
Bien, aclarado esto, es mucho más sencillo comprender el Modelo PPSAR mediante un ejemplo.
Ilustrando el modelo PPSAR
Una noche lluviosa, manejé hasta un centro comercial con el propósito de adquirir un medicamento en una farmacia.
Busqué un lugar para estacionarme cerca del establecimiento. Los estacionamientos estaban todos llenos y la lluvia que caía era tan fuerte como el chorro de agua de un camión cisterna en medio de una fiesta de carnaval.
Me percaté que había dos espacios disponibles justo frente a la farmacia y los mismos estaban ocupados por un solo auto. El conductor había dejado su vehículo ocupando ambos lugares. Las líneas que dividían los estacionamientos estaban claramente marcadas.
Ante este escenario, permíteme preguntarte:
- ¿Qué percibes en esta situación?
- ¿Qué pensarías?
- ¿Cómo te sentirías?
- ¿Cómo actuarías?
Yo percibí que no había razón alguna para que el coche hubiera sido estacionado de manera que nadie más pudiera ocupar el valioso espacio adicional.
Ante tal injusticia pensé: “Este conductor es un desconsiderado con los demás. No tiene vergüenza”.
En función de lo que pensé, me sentí enojado. Mi primera reacción consistía en bajarme y entrar al establecimiento furioso para decirle al conductor que debería ser más considerado con los demás, especialmente en un día como hoy.
Sin embargo, la intensa lluvia no me lo permitió. Tuve la suerte que después de unos minutos un espacio bajo techo se desocupó y finalmente pude entrar calmado a la farmacia.
Reencuadre del modelo PPSAR
Permíteme ilustrar cómo cambió todo el modelo una vez percibí la situación de forma distinta. Estando dentro de la farmacia, veo a una persona salir corriendo de la misma, meterse en el auto que estaba mal estacionado y salir a toda marcha.
Quedé sorprendido al escuchar al dependiente de la farmacia, contar con un tono de preocupación, que había ocurrido un grave accidente automovilístico a sólo dos cuadras.
El chofer del auto mal estacionado era un médico que pasó por el lugar de los hechos y había entrado a la farmacia buscando algunos insumos para dar los primeros auxilios mientras pedía que llamaran con urgencia a una ambulancia y a la policía de tránsito. Definitivamente, en su prisa por ayudar a otros no se fijó en la manera en que se estacionó.
Ante este nuevo escenario, quiero preguntarte:
- ¿Cómo percibes la situación ahora?
- ¿Qué piensas?
- ¿Cómo te sientes?
- ¿Cómo actuarías en este nuevo caso?
Una vez percibí la situación desde otra óptica, dejé de pensar: “este conductor es un desconsiderado” y en su lugar pensé algo diametralmente opuesto: “este conductor es considerado con los otros”.
Mis sentimientos dejaron de ser de molestia y ahora sentí admiración ante su gallardía. Quise actuar totalmente distinto, quería subir a mi auto y conducir a toda prisa hacia el sitio del accidente y cooperar en la medida de mis posibilidades.
El pensar produce el sentir
Como puedes ver, las circunstancias son emocionalmente neutrales.
Son los significados que les damos, lo que hace que nos sintamos de una u otra forma, lo que a su vez condicionará qué haremos y los resultados obtendremos.
Es tu pensar lo que condiciona tu sentir y actuar. Es la mente la que le da sentido a las situaciones y muchas veces lo hace en base a suposiciones.
¿Qué hacer al respecto?
En primer lugar es importante hacer referencia a las situaciones solo en términos de hechos.
El término «hecho«, término derivado del latín factus, permite describir a aquello que ocurre en términos de lo objetivo. Es decir, los veres y oíres, las datos específicos de una situación. En otras palabras, lo que ves y lo que oyes.
Por ejemplo, había un auto tomando dos estacionamientos fuera de la farmacia un día lluvioso. Todo aquello que no pueda ser comprobado factualmente es una suposición llevada a cabo por nuestra mente.
Si me refiero a la situación de la siguiente forma: “Un conductor irresponsable se tomó dos estacionamientos un día lluvioso y no le importa con nadie”, esto es mi opinión sobre la situación. Puede ser cierta o no. Además, por el momento, no es comprobable a través de algo objetivo y termina siendo nuestra suposición o pensar sobre la situación.
Es nuestra forma de pensar sobre las situaciones la que tiene que cambiar. Por ello necesitamos pensar objetivamente sobre las situaciones y separar nuestras opiniones de los hecho.
Sabiduría es usar la razón y la emoción antes de cualquier decisión.
Comprender lo anterior nos ayuda a gestionar las emociones de forma más efectiva.
Cómo cambiar el pensamiento
Precisamente en la publicación sobre cómo cambiar a través del coaching, hablé sobre cómo puedes pensar de forma distinta.
El coaching es una poderosa herramienta que te permite subir los niveles de conciencia sobre cuándo estás haciendo un juicio o emitiendo tu opinión, y cuándo te estás refiriendo a una situación en términos de los hechos.
De hecho, subir los niveles de conciencia a través del pensamiento es uno de los cuatro elementos claves del coaching.
Además, te ayuda a encontrar formas más efectivas de pensar. Por ejemplo, no es lo mismo ver una situación como un problema, que comenzar a establecerse objetivos frente a dicha situación, por más problemática que sea.
No es lo mismo pensar en términos de las limitaciones que existen frente a un estímulo del entorno, que hacerlo en términos de posibilidades. No es lo mismo sentir temor, a evaluar los riesgos y proceder de ser necesario a través de un primer paso de acción.
Cada marco de pensamiento conlleva emociones totalmente distintas. Comprender esto también te ayudará a gestionar las emociones de forma más efectiva.
Reflexión final
Te invito a reflexionar sobre las ideas expuestas con el Modelo PPSAR que te he compartido para aprender cómo gestionar las emociones a través del coaching. Este método representa una herramienta práctica que te permita cuidar el jardín de tu mente, sembrando mejores pensamientos sobre las situaciones que experimentas. Por lo tanto, permíteme hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Cómo percibes la situación actual? ¿Qué tanto la estás describiendo en términos de hechos?
- ¿Tu mente está generando suposiciones o creando pensamientos sobre la situación?
- ¿Qué piensas en relación a las crisis que se nos presentan en la vida?
- ¿Cuáles son las suposiciones que haces frente a situaciones desafiantes?
- ¿Qué tanto estás considerando tus recursos, fortalezas, talentos y posibilidades frente a los desafíos?
- ¿Qué sientes cuando miras una situación desde los hechos?
- Por otro lado, ¿qué sentimientos experimentas cuando la experimentas desde una suposición?
- ¿Estás en el estado emocional adecuado para lograr los resultados que buscas?
- Si no lo estás, ¿qué tendrías que cambiar en tu modo de pensar para estarlo?
- ¿Sientes miedo? Perfecto. Entonces, ante el miedo, ¿estás haciendo un inventario de tus recursos y capacidades para afrontar la situación?
- Una vez estés emocionalmente en un estado apropiado para alcanzar lo que deseas, ¿Qué acciones debes tomar?
Por último, recuerda usar tu mente, corazón y cuerpo (a través de lo que haces) para que todo tu ser pueda enfocarse en una sola cosa o resultado que quieres alcanzar y verás que grandes cosas vas a lograr.
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